Vivimos en una sociedad dominada por la violencia que ejercen algunos y la cobardía que profesan otros. Y es gracias a este desequilibrio de valores, que hemos llegado a normalizar que las mujeres mueran solo por el hecho de ser mujeres.
Incluso se ha sentenciado que las razones de estos asesinatos no son importantes, ocultándolos detrás del velo de la negación, para calmar nuestras conciencias moribundas.
En Latinoamérica, se produce un FEMINICIDIO cada dos horas y media. Cada día a diez mujeres, adolescentes o niñas, se les arrebata la vida por razones de género.
Y esta realidad es especialmente marcada en Honduras, uno de los países más peligrosos del continente para nacer mujer.